Retraso de marzo
Buenas tardes a todas. Esta nota es para contaros que me estoy retrasando con el siguiente relato. Desearía haberlo tenido escrito antes del fin de mes de marzo, pero en ocasiones las cosas no salen como se quiere. Sí puedo deciros que está en marcha y que, como muy tarde, estará publicado la semana que viene.
No os lo conté, mas el relato de marzo está basado en una historia que entregué a la profesora de literatura de primero de BUP (14 años), como un ejercicio de redacción ficticia que nos mandó de deberes. En aquel relato adolescente no había sexo, por supuesto ¿Por qué os cuento esto? Porque quiero que sepáis de dónde salen estas historias.
Cuando somos adolescentes (desconozco si sigue ocurriendo, aunque imagino que sí) sentimos muchísimo todo lo que nos ocurre. Aún no pasó el tiempo suficiente para recubrirnos con ese cinismo que usamos como coraza, y amamos todo de una forma enfermiza: los colores del atardecer en el cielo nos hacen llorar por su belleza, intentamos captar lo que es hermoso y terrible con nuestras cámaras (analógicas, en mis años), nos declaramos Góticos y leemos a Lord Byron, Bécquer y Bram Stoker, aguardando a un Drácula que nos despierte a lo horrible y sublime.
El amor imposible nos parece el más hermoso: esas ansias de tocar a la persona perfecta, sin poder hacerlo. Todas nos enamoramos de la equivocada, sabiéndolo, y comenzamos a escribir narrativa que suponemos lírica pura, o poemas más llenos de sentimiento que de talento.
Yo no puedo evitar ser una Romántica, una Gótica, una Decadente, porque la perversión ha tocado mi alma mientras leía a Espronceda y a Mary Shelley y, de repente, me encontré con un José Asunción Silva que me hizo desear más.
Mis relatos no se parecen a los de ninguno de ellos, porque los míos representan lo más profundo de mi ser y, os aseguro, que es un lugar terrible. Para mí, como para los clásicos, Eros y Tánatos están muy unidos, pues no hay nada más Romántico que amar lo que está muerto y es imposible de alcanzar. Es la desesperación Romántica que tiñe cuadros, relatos, libros,...
Solo quería anunciar que se retrasaba un poco el relato de este mes y, al final, me he entretenido contándoos un poco sobre mis demonios interiores.
Nos leemos pronto, queridas mías. Mientras tanto, quiero mostraros un cuadro poco conocido (aunque el más representativo de su movimiento artístico), de Paul McCarroll, para que veáis que se puede innovar en técnica, aunque los temas están todos tratados. La transhumanización, la ruptura con la carne, el mito de Pigmalión, el nuevo Prometeo,..., todo, todo, sigue estando aquí, por suerte para nosotras.
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